
Todos han leído alguna vez las cartas de poetas y escritores, caballeros y compositores a sus amigos y amantes. Han notado que están llenas de sentimientos como ternura, amor, pasión, celos. Estas cartas respiran como si estuvieran vivas. Son las representantes de los pensamientos de sus autores, algunas han sobrevivido hasta hoy día y algunas de ellas son muy conocidas en todo el mundo, por ejemplo:
Carta de Napoleón a Josefina.
No le amo, en absoluto; por el contrario, le detesto, usted es una sin importancia, desgarbada, tonta Cenicienta. Usted nunca me escribe; usted no ama a su propio marido; usted sabe qué placeres las letras le dan, pero ¡aún así usted no le ha escrito seis líneas, informales, a las corridas! ¿Qué usted hace todo el día, señora? ¿Cuál es el asunto tan importante que no le deja tiempo para escribir a su amante devoto? ¿Qué afecto sofoca y pone a un lado el amor, el amor tierno y constante amor que usted le prometió? ¿De qué clase maravillosa puede ser, que nuevo amante reina sobre sus días, y evita darle cualquier atención a su marido? ¡Josephine, tenga cuidado! Una placentera noche, las puertas se abrirán de par en par y allí estaré. De hecho, estoy muy preocupado, mi amor, por no recibir ninguna noticia de usted; escríbame rápidamente sus páginas, paginas llenas de cosas agradables que llenarán mi corazón de las sensaciones más placenteras. Espero dentro de poco tiempo estrujarla entre mis brazos y cubrirla con un millón de besos debajo del ecuador.
Muchos críticos han señalado que esta carta está llena de belleza, amor y ternura de un guerrero cruel a su esposa. Usted también puede percibir todo esto sin ser filólogo o crítico. Por lo que respecta a nosotras tres, podemos decir que nos impresiono muchísimo, ya que leyendo esta carta se puede uno imaginar a un enamorado Napoleón y a su mujer recibiendo esta carta y leyéndola con esa sonrisa que aparece solo cuando la mujer sabe que la aman tanto que resulta difícil hasta de imaginar. Pienso que eso es el destino del género epistolar -calentar los corazones y ayudar a la gente con sus propios sentimientos, porque escribiendo una carta se puede analizar los propios pensamientos y encontrar algo nuevo en uno mismo.