Me caí, pero es agradable.

He pensado que si hago propaganda del género epistolar ¿por qué no empiezo yo misma a enviar algunas cartas? He necesitado dos horas para decidir a quién voy a escribir. Como resultado, mi victima fue mi prima porque vive en otra ciudad. Bueno, el proceso de la escritura en sí no me causó demasiada dificultad, aunque de alguna manera me sentía un poco extraña. ¡Todos al mismo messenger forever! Pero pronto mi entusiasmo comenzó a decaer. Pensé que no tenía idea de qué hacer a continuación. ¿Podéis imaginar a una chica de dieciséis años que no sabe cómo enviar una carta? Fui a correos. Salí de allí, con mis amigos, roja como un tomate. Me encontré allí a una abuela, que se lamentó de que los jóvenes hoy día estaban tan degradados que ya no sabían ni siquiera desde dónde se mandan las cartas. Pero nada podía estropear mi estado de ánimo. Señores, ¡qué orgullosa me sentía de mí misma! Ha sido la primera vez que he enviado una carta!Amigos, les aconsejo que lo intenten. En primer lugar a sus amigos, familiares, etc. Se sorprenderán, porque en nuestros días es realmente exótico recibir un correo personal de papel. Y sí, vosotros mismos vais a tener durante una semana como mínimo un estado de ánimo en máximo, pero lo mejor va a ser cómo se va a sentir la persona que lo reciba. Consultad sus reacciones, preguntadle qué le parece: estoy segura de que sus respuestas os sorprenderán. Para empezar, sin duda os dirá que no, no es de ninguna manera lo mismo recibir un correo electrónico que una misiva redactada del puño y letra del remitente.